domingo, 31 de diciembre de 2006

A ver si espabilamos los que estamos vivos, y en el año que viene nos reímos

Una vez más llega el último día del año y casi sin poder remediarlo echo la vista atrás, obteniendo un collage de imágenes y sentimientos. Sin duda, el que acaba ha sido un año intenso, tanto para lo bueno como para lo malo. Pero creo que todo lo que me ha pasado me va conduciendo a conocerme mejor a mí mismo, para así permitirme corregir lo que no me gusta y potenciar lo que creo que es positivo.


Ha sido el año de las personas: las de siempre, las que adquieren nuevas dimensiones, las que llegan. Siento que reuniendo las situaciones que he vivido formo un punto de inflexión (segunda derivada nula) que reconduce mi vida con una nueva pendiente. Me siento con la capacidad de sorprenderme a mí mismo. Me siento water, my friend.

sábado, 30 de diciembre de 2006

Eppur si muove


Esta canción es un pequeño homenaje a todos aquellos que luchan por lo que creen, que transgreden, que viven. Pero para eso no es necesario enfrentarte a la Santa Inquisición. Una revolución es tan fácil (y tan difícil) como decir lo que piensas y, además, creerte lo que dices. Es luchar por lo que quieres, y por quien quieres.

Es el momento de olvidar lo que nos separa y pensar en lo que nos une.

Revolución-Amaral

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Hoy los buenos recuerdos se caen por las escaleras

El problema que tiene escribir un blog es que pueden pasar los días y que los acontecimientos consigan que se te quede cara de gilipollas (esto es herencia de mi madre, es que hablamos muy mal) al volver a leer lo que has escrito. Pero sin duda, mucho más grave que la cara es que se te quede la sensación de ser un gilipollas. Fácil sería, en mi estado de asco actual, emborronar los colores, pero creo que es mejor mantenerlo para que con el tiempo pueda ver como han ido transcurriendo las cosas.

Y mi asco me lo provoca una frase: te quiero. Creo que es de las cosas que menos me gusta que me digan. Odio el amor dicho. Sobre todo porque si no se aceptan las consecuencias que conlleva decir esas dos palabras, tan fáciles de decir, pueden caer sobre ti como un jarro de agua helada. Yo sin duda soy más de besos y abrazos. Pero un beso no tiene porque ser físico, puede ser insistir en querer verte. Y un abrazo puede darse con un chicle de hierbabuena. Cuando dicen que le importas a alguien, caes en el error de esperar que esa persona tenga un mínimo de consideración por lo que sientas. ¿Ni siquiera me merezco eso de ti?

martes, 19 de diciembre de 2006

Feliz Navidad

Sin darme cuenta estamos ya a mediados de Diciembre. Aunque los anuncios de la tele llevaran semanas avisándome, no me he querido dar cuenta de lo que se avecinaba: las (excesivas) luces por toda Málaga (me pongo comprometido: ¿realmente compensa semejante gasto energético, como están las cosas, para que la ciudad brille más que ninguna?), los puestecillos del maltrecho Paseo del Parque (¿acaso han cogido todas las baldosas que han sobrado del resto de las obras de Málaga y las han ido poniendo según caían?), la gente echada a la calle con un consumismo desaforado,...

Por suerte o por desgracia, desapareceré durante unos días, en familia. Es extraño cómo una semana de lo más monótona, en la que cada día es igual que el anterior, hace que pierda la sensación de linealidad en mi vida. Realmente, la parte familiar de mi Navidad se resume fácilmente: ver, oír y callar. Sobre todo callar. Y eso para un tauro tan contestón como yo, es complicado. Así que acabo hipnotizándome con mi música, o engullendo un best-seller de los diez más vendidos de El Corte Inglés (así Papá Noel se queda satisfecho),... mientras intento ahogar el martilleo que provoca en mi cabeza el zumbido de la España profunda. Y así, poder callar.

Pero sin duda, la Navidad también saca muchas cosas buenas de nosotros. Además de las palabras más cursis y horteras del año, saca besos, abrazos, reencuentros,... Estar todos juntos después de comer alrededor de la mesa camilla, con el brasero encendido. Eso sí que merece la pena.

P.D: Acaban de venir los Reyes Magos a la Oficina de Movilidad y me han dado caramelos jaja.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Colores

Cuando nos conocimos tú eras verde y yo era rojo, y no imaginábamos (o quizá sí) que más adelante se mostrarían los verdaderos colores. Entonces, una fría noche encontramos calor bajo la luz del neón azul. Pero era un calor distinto a los anteriores, un calor que, además de quemarnos la piel, hacía arder las cerillas que hasta entonces estaban guardadas. Y pasaron 3 años ardiendo cerillas de colores casi sin darnos cuenta... hasta que todo comenzó a tornarse negro, tiznado por las cenizas que ya no estábamos dispuestos a limpiar.

Probablemente suene extraño, y más probable aún es que lo sea, pero quiero seguir cuidando que el viento no despeine tu flequillo. Si no nos entienden es porque los demás no se preocupan de ver el color de la luz que desprenden sus fósforos al consumirse. A día de hoy, te doy gracias por estar a mi lado y apoyarme, sé que has hecho un gran esfuerzo. Siempre estaré aquí.


Dice la canción que hay llamas que ni con el mar. Los dos sabemos que ahora mismo esa llama nos devoraría, pero seguiré guardando en mi caja cerillas de colores por si algún día queremos volver a quemarlas juntos. Y, ¿sabes qué? Entonces seguro que la luz teñirá todo de blanco.

martes, 12 de diciembre de 2006

Nace el blog de Danielo

Aquí me encuentro haciendo algo que ya tenía desde hace tiempo en mi lista de cosas por experimentar. El (terrorífico) test de aptitud previo a la selectividad veía en mi un corazón lleno de letras. Bueno, puede que haya llegado la hora de dejarle latir, atrapado dentro del pecho de un futuro ingeniero.

No prometo escribir bien, ni siquiera hacerlo a menudo. Sólo prometo ser yo. Es lo que mejor se me da hacer.