Jóvenes, FlowerPower up your life!
Ocurre que en Málaga estamos muy poco acostumbrados a la lluvia. Hemos tenido un Abril de lo más lluvioso y no hemos parado de quejarnos... pero lo que nadie recuerda es que, tras eso, llega un Mayo de lo más florido.
Supongo que de ahí la costumbre de que las elecciones sean en Mayo: es en esta época del año cuando salen todos los capullos.
Hoy se nos brindaba a los jóvenes una oportunidad de conocer en vivo y en directo lo que nos espera: El Centro de Iniciativas Universitarias organizaba un debate para presentar propuestas en materia de juventud, invitando a los principales candidatos a la Alcaldía de Málaga. Y yo, que pienso que ante todo hay que informarse, me he dejado caer por allí tan alegremente.
Voy acompañado de mi amiga la zanahoria; más tarde se nos une la acoplailla. Como somos afines a bandos distintos (dos peperas y un sociata) decidimos sentarnos en el centro: no hay que polarizarse antes de escuchar, ¡hombre ya! Voy en actitud Flower Power con una margarita en la mano, que no tengo ganas de altercados, así que si hay que etiquetarse yo me apunto a la concordia.
Pero uno pronto se da cuenta de las oscuras intenciones de los que le rondan...
Comienza el show de los candidatos: Ilde, Pedro, la Busti y Paquito of the Tower. Yo me espero lo peor, un desfile de delirios utópicos acerca de lo buenos que somos los jóvenes y de todo lo que se invierte en nosotros. Y, efettivamente, no ando muy desencaminado.
He de reconocer que no me siento capacitado para valorar las palabras de Ildefonso Dell'Olmo, ya que es una de esas personas a las que le pedirías que grabara una cinta hablando para paliar tus problemas de insomnio. Seguimos con Pedro Moreno, que consigue hacerme despertar del letargo: desde luego hace valer su experiencia ante audiencias de veinteañeros. Al menos este hombre expone ideas, estemos después de acuerdo o no. Argumenta sus pensamientos sin muchas estridencias.
Hasta aquí digamos que todo transcurre más o menos rutinariamente: han hablado los dos candidatos menos apoyados, pero ahora pasamos al duelo de titanes.
Se da paso a una desmesuradamente histriónica Marisa Bustinduy, que inexplicablemente decide llenar su tiempo con palabras pero sin decir nada. Un discurso mu sentío, pero proponer, poco. Lo que sí queda claro es que nos invita a la juventud a no pasar de la política...ah, y que es pedagoga, además de maestra. El turno de exposiciones se cierra con Francisco de la Torre. Cuenta con la ayuda de su imagen de abuelete afable y sonriente, pero ni por esas sus intentos de esquivar los dardos en temas de vivienda salen con éxito. Sigue una estrategia tipo "¡la Junta de Andalucía la moga!". De sus palabras me llama especialmente la atención que hable de la inversión en preservar el litoral: le gustará mucho la natación, pero tiene pinta de no haberse paseado demasiado por la Caleta.
De repente, un espontáneo se arranca a aplaudir. Es lo que me temía: alguno lleva su corro de palmeros de incógnito entre el público y, en vez de ir a escuchar lo que tienen que decir, van a meterle el dedo en el ojo al de al lado. El ambiente empieza a caldearse, mientras yo retuerzo la margarita.
Llegan las réplicas y las preguntas. Los pro-Bustis caen en la misma mierda que las nuevas juventudes peperas y se emocionan más que en el Martín Carpena: yo es que soy nuevo en esto, y creo que calladito estoy más guapo. Sobre todo porque no hay motivos para tanta euforia, a mi parecer. Mientras los otros candidatos hablan, algunos de los que aplauden a Paquito leen el periódico, sin interesarse por el otro punto de vista que tienen que darle. Otros prefieren un cuerpo a cuerpo absurdo contra Marisa, al estilo acoso y derribo. Digo yo que si uno está tan posicionado no es necesario que vaya a estas cosas, al fin y al cabo lo único que consiguen es dejar claro que no tienen intención de escuchar y que mi pobre margarita sufra más de la cuenta. De la única pregunta con coherencia de las que se formulan, me quedo con una interesante conclusión: hartos estamos de peleas y de asignación de culpas (que, por supuesto, siempre resultan ajenas), los ciudadanos somos los que sufrimos las consecuencias de los problemas y los que queremos soluciones, le correspondan a quien le correspondan.
Y con semejantes espectáculos de gente crispada uno vuelve a su casa con la sombra de una gran duda: ¿ir a las urnas el 27-M es ir a votar o ir a inmolarse?