domingo, 30 de septiembre de 2007

Feliz, feliz en tu día, que te pille un tranvía...Mmmm no me acuerdo bien, que te salga la tarta podría y que cumplas muchos más... Y que nos guardes un trocito de brownie, también.

Tanti baci!!

(Disculpa la falta de recursos gráficos e informáticos)
Marta & Danielo

sábado, 29 de septiembre de 2007

La Luna e la notte sono magiche a Roma...

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Ya parece que no hay ruido en la escalera, así que cojo mi silla y me planto en el descansillo... Edificio wi-fi, porque yo lo valgo.

Fascículo de la vida de un Erasmus

Como se supone que nos dan una beca para estudiar, ayer decidimos ir a ver a nuestra coordinadora para que nos conociera y nos guiara un poco. Cuando encontramos el despacho entré con cara de pardillo y con un conflicto mental entre las conjugaciones de los verbos para intentar que lo que saliera por mi boca tuviera un mínimo de sentido y, encima, fuese algo formal. Pero, iluso de mí, que pensé que lo difícil sería presentarme… Cuando nuestra profesoressa empezó a hablar descubrimos que en esta región del país hay italianos che parlano cozì. ¡Habla como el Pato Lucas la cabrona!

Tu zei di Cazzino? Y una mierda, ¡tú eres de Coín, por lo menos!

A la hora de la comida tenemos pollo a la cerveza y comida congoleña en el piso de Toti-Toti. Es la comida más cosmopolita que recuerdo, aderezada con italiano apache y lenguaje de signos.

Por la tarde nos encontramos a nuestra querida ex-casera en nuestro ex-piso, y pretende hacerse la loca con el tema de la fianza. Deben molarle los deportes extremos, porque la conversación transcurre en la escalera. Que yo me pongo en plan Chinchón King sin ningún tipo de problema… Menos mal que lo que nos espera al final de la escalera son los crêpes con plátano y chocolate del paparazzi bretón y una botella de Lambrusco. Mmm cómo me gusta a mí el Erasmus.

Pero lo dicho, que vengo a estudiar, así que hay que levantarse tempranito para ir a clase. Cuando llegamos tenemos que pedir ayuda a nuestra amiga de portineria para encontrar el aula, esto parece la vuelta al primer año de facultad. La encontramos finalmente y llega ese tenso momento en el que entras por la puerta con toda tu cara de extranjero y todos se giran al unísono para mirarte y pensar: ¡mira este pringao! Nosotros a lo nuestro, charlando mientras esperamos. Y después de un rato, ¡coño!, que no hay clase. ¡Así da gusto empezar de nuevo la facul!


Acaba salir un tío por la cara de una de las oficinas y nos ha calado a los tres sentados en la escalera con los portátiles y las zapatillas de andar por casa. ¡No son horas de estar trabajando, hombre ya! Como mañana no tenga internet me sé de otro que va a rodar por la escalera...

martes, 25 de septiembre de 2007

Pues aquí estoy, sentado en el rellano con toda mi cara robando wi-fi a lo Aquí no hay quien viva.

De las peores cosas que deben pasarle a un estudiante Erasmus cuando llega a su destino es encontrarse que la puttana de la casera, a la que le pagaste la fianza de tu pisito alquilado hace meses, pretende meterte gato por liebre. Pero ésta no conoce a dos de los malagueños que iba a tener como inquilinos: normal que una semana después diga que no quiere ni vernos. Además de subirnos dos plantas nel palazzo spagnolo (bloque de pisos de estudiantes donde ella es dueña del segundo y del cuarto), pretendía hacernos convivir a cinco personas en un piso con un solo cuarto de baño… Claro, el día que hablamos con ella le dijimos de todo menos bonita.

Pero qué hija de puta… ¡Bicho! Que eres más malvada que las malas de Disney. Vaffanculo vecchia di merda!

Pero mientras plantábamos el huevo en otro sitio hemos tenido que emplear la cultura okupa, conviviendo a lo Gran Banano con los de Santander (yo sé de uno que como me lea me mata…), durmiendo en el salón y almorzando un paquete de medio kilo de spaghetti entre diez personas. Desde que nos vieron aparecer arrastrando la maleta con 20 kilos de sobrepeso y con cara de pardillos nos han adoptado, y ahora nos preguntamos qué hubiera sido de nosotros de no haberles conocido. Nos han sacado a cenar pasta, y a comer pizza, y luego comer pasta y cenar pizza. Ellos nos avisaron de la cultura del dieci minuti, dieci minuti cuando estás en la facultad, es decir, que a quien buscas está reunido (esto es, faciendo la prima colazzione) y que falta aproximadamente una hora para que te atiendan. Nos advirtieron del tráfico suicida y de la forma de aparcar (o, mejor dicho, de dejar el coche): a un metro de la acera va bene, pero si se queda encima de la acera anche. Y gracias al chico de la incontinencia verbal y a la chica de Madrid (que no de alrededores como el resto) por fin hemos conseguido un piso en el que nos encontramos como en casa.

Pero, con todo lo malo, no cambiaría absolutamente nada de esta primera semana. Me gusta que la abadía vigile el pueblo desde su situación privilegiada. Me gustan las comidas de los Erasmus con tortillas de patatas tamaño industrial y con aspecto sospechoso (y yo con estas pintas). ¡Me encantan la pocha y el limoncello! Me gusta el Doc con el fantasma de su camarero, su ordenador y su futbolín. Me gusta la pizzería de Giuseppe, el gordo bigotudo con cara de SuperMario. Me gusta llegar a todas partes en 10 minutos y en línea recta. Me gustan las sangrías en el río, con la alimaña nocturna que come melocotones. Y, sobre todo, me encanta tener Roma a tiro de piedra, donde puedo ir a tomarme un helado de kiwi-melón, kiwi-melón en mi gelateria preferida.

martes, 11 de septiembre de 2007

I'M GOING TO TELL YOU A SECRET

Te lo diré a oscuras, al oído.

Shhhhhhhh.....


A veces mi cuerpo tiembla al ritmo de la música. So, please, just let the music play...

jueves, 6 de septiembre de 2007

Ven, desnúdate conmigo y dime. Soy yo, nadie más nos escucha.
¿Dónde estás? ¿Me ves? Deja de jugar a esconderte entre el humo de esta puta habitación en la que siempre nos encontramos espalda contra espalda.