Si es que va a ser verdad eso de que como en casa en ningún sitio. Aunque tus paisanos no sean capaces de encontrar a nadie más interesante al que hacerle preguntas que el animal que tenemos como seleccionador de fútbol. Aunque no exportemos más que el olé-olé, los toros y la gitanilla.
Y es que al final somos nosotros mismos los que tenemos la culpa. Toda la vida pensando que nuestros vecinos franceses (que siempre han sido no guays, sino tope-guays, super-guays) nos miraban por encima del hombro con motivo ha acabado consiguiendo que nos creamos ese complejo de inferioridad. Por eso me resulta interesante que sean ahora ellos, los chics de toda la vida, los que se sienten avergonzados de que les identifiquen con el espectáculo de circo ambulante que tienen como presidente abanderando la liberté, egalité et fraternité. ¡Ahora resulta que nos toca a nosotros fardar de progres!
Otra que supuestamente también nos ha quedado siempre a años luz (desde luego no pienso volver a hacerle caso a ningún tipo de estadística de la Unión Europea) es Italia. Pero desde que estoy viviendo aquí cada vez que saben que soy español me cuentan lo que les gustaría tener a un Zapatero. Claro, que es que a los pobres no les queda más que avergonzarse de Berlusconi…
Esa vergüenza hacia Silvio III (que a estas alturas no sé si es real o sólo postiza, porque les resulto más vergonzoso no avergonzarse) llega en un momento de crisis económica y social, con un país dividido y con la mano silenciosa de “la Cosa Nostra” siempre actuando. Pero lo más sorprendente es ver cómo la propia Italia, donde el voto es teóricamente obligatorio, asiste consciente e impasible a su evidente estancamiento, como si el asunto no fuese con ella. Un estancamiento del que, para remate del tomate, él tiene gran parte de culpa.
Y es que Il Cavaliere y su Popolo Della Libertà representa al país machista, xenófobo, homófobo, corrupto, separatista. A la Italia estereotipada del chuloputas mafioso. Aliados con los ultraderechistas de la Lega Nord, con un discurso de limpieza de raza, al nivel del mismo Benito Il Duce, que pone los pelos de punta. Demonizando a los inmigrantes, cerrando fronteras, aumentando el abismo entre norte y sur, castrando a los violadores. Declarando que Zapatero tendrá problemas para lidiar con un gobierno tan rosa. Rialzati Italia. Pero con semejante gañán al frente… Me resulta muy paradójico que encima sea de Milán, una ciudad moderna, liberal, abierta, gayer y cosmopolita.
Y es que al final somos nosotros mismos los que tenemos la culpa. Toda la vida pensando que nuestros vecinos franceses (que siempre han sido no guays, sino tope-guays, super-guays) nos miraban por encima del hombro con motivo ha acabado consiguiendo que nos creamos ese complejo de inferioridad. Por eso me resulta interesante que sean ahora ellos, los chics de toda la vida, los que se sienten avergonzados de que les identifiquen con el espectáculo de circo ambulante que tienen como presidente abanderando la liberté, egalité et fraternité. ¡Ahora resulta que nos toca a nosotros fardar de progres!
Otra que supuestamente también nos ha quedado siempre a años luz (desde luego no pienso volver a hacerle caso a ningún tipo de estadística de la Unión Europea) es Italia. Pero desde que estoy viviendo aquí cada vez que saben que soy español me cuentan lo que les gustaría tener a un Zapatero. Claro, que es que a los pobres no les queda más que avergonzarse de Berlusconi…
Esa vergüenza hacia Silvio III (que a estas alturas no sé si es real o sólo postiza, porque les resulto más vergonzoso no avergonzarse) llega en un momento de crisis económica y social, con un país dividido y con la mano silenciosa de “la Cosa Nostra” siempre actuando. Pero lo más sorprendente es ver cómo la propia Italia, donde el voto es teóricamente obligatorio, asiste consciente e impasible a su evidente estancamiento, como si el asunto no fuese con ella. Un estancamiento del que, para remate del tomate, él tiene gran parte de culpa.
Y es que Il Cavaliere y su Popolo Della Libertà representa al país machista, xenófobo, homófobo, corrupto, separatista. A la Italia estereotipada del chuloputas mafioso. Aliados con los ultraderechistas de la Lega Nord, con un discurso de limpieza de raza, al nivel del mismo Benito Il Duce, que pone los pelos de punta. Demonizando a los inmigrantes, cerrando fronteras, aumentando el abismo entre norte y sur, castrando a los violadores. Declarando que Zapatero tendrá problemas para lidiar con un gobierno tan rosa. Rialzati Italia. Pero con semejante gañán al frente… Me resulta muy paradójico que encima sea de Milán, una ciudad moderna, liberal, abierta, gayer y cosmopolita.
Italia pide un lavado de cara, y de hecho tenía en su mano una posible transformación de la mano de la centro-izquierda de Walter Veltroni, el Obama romano: Io dico si può fare. Ma cazzo, non ce l’hai fatta proprio...