A veces sería genial poder meterte en la piel de otra persona y ver a través de sus ojos. Recorrer su sangre para poder entender los latidos de su corazón. Sentir a través de su sistema nervioso. Sus cosquillas, sus nudos, sus miedos.
Y que la otra persona pudiera hacer lo mismo contigo. Y sería maravilloso, porque no habría nada que decirse. Sólo mirarse a los ojos y experimentar un extraño viaje sensorial.
Y desaparecerían las dudas, las incomodidades y la subjetividad. Y poder así valorar sólo hechos reales, hechos objetivos, certezas. Para dejar paso sólo a las sensaciones, a las sensaciones de que esta noche puede ser una gran noche. Dejar paso sólo a las ganas, ganas de pasarlo bien aunque no sepas lo que significa.
Pero igual sería poner las cosas demasiado fáciles, ¿no?