lunes, 15 de octubre de 2007

Pasada la primera avalancha de sensaciones parece que me voy haciendo a Cazzino. Harto de tanta pasta y pizza, mi cuerpo decidió ponerse en huelga y me ha obligado a comer algo verde, así que llevo días comiendo y cenando lechuga. Y no la desayuno porque queda raro (aunque al lado de “el que conoce todos nuestros secretos”, que desayuna atún con mayonesa, sería algo de lo más normal).

Ya vamos conociendo poco a poco las tiendas y los precios y, como estamos enfermos, hacemos la compra en tres supermercados distintos dependiendo del qué y del cuánto. Eso sin contar la verdura, que la compramos en la tienda de la viejita, y donde Marta y yo hacemos entrevistas a las berenjenas y los calabacines para ver si superan el casting.

También nos vamos haciendo a la casa y a que todo en ella sea distinto. Como por ejemplo, a descubrir lo que tarda la ropa en secarse al aire, y lo tiesa que se queda. ¡Y al espacio que ocupa! Así que he plantado una cuerda en mi balcón y ahí cuelgo los calcetines y los calzoncillos tan contento, aunque mi balcón de a la oficina de correos.

Y por la noche… pues una fiestecita. Hoy toca cumpleaños, habrá que hacer una tarta, así que le ayudo a Marta.

Mmm, la tarta ha quedado… ¿cómo definirla? ¡Esponjosísima!

Nochecita de fiesta y a dormir que mañana será otro día. Joder, pero es otro día demasiado temprano, ya están arriba taladrando. Anda, está lloviendo…

¡Coño! ¡¡Los calcetines!!

Necesito apuntarme al gimnasio otra vez… Bueno, esta tarde me voy a correr. ¿Por dónde? Ya buscaré, por donde no haya coches. Me enchufo el iPod, y vamos, por aquí parece que bien. Mierda, se ha acabado el pueblo, pues sigo por aquí. ¡Cazzo! La vía del tren, por aquí tampoco hay más pueblo. ¡Pero si he dado la vuelta al pueblo y llevo corriendo 20 minutos! En fin, me voy a casa que mañana me voy a acordar cuando tenga que subir las escaleras…

Parece que nos vamos el fin de semana a Sicilia. Pues habrá que comerse lo que pueda ponerse malo. ¡Coño! ¡Los calabacines están todavía ahí! Bueno, pues esta noche toca puré, así que…

¿Mamma, cuánta agua hay que echarle?

Poca, poca, que el calabacín suelta mucho agua… Te diré, esto no es un puré, está aguado hasta para ser una puta sopa. Habrá que echarle algo para que espese. ¿Qué hay abierto? Oye, pues un poco de nata. Mmm el gorgonzola también lleva unos días abierto… ¡A la olla!

¿Y qué cenamos en el tren? Pues una tortilla de patatas, pero tiene que quedar.. ¿Cómo diría? Muy esponjosa. Me cago en todo, se ha pegado. Bueno, pues papuza de patatas. A ver si el tren arranca y veo alguna película por la ventana…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jejeje... Ma encantao el post.

Pa la crema de calabacines el truco del almendruco consiste en escurrirlos (como si fuera pasta) antes de batir, porque con el agua que tienen dentro vamos que volamos. Y luego leche o nata si acaso. Y los quesitos le dan un punto genial.

"Le ayudo a Marta??"... ay que se te va notando... Eso ni está bien dicho ni es andalú, con quién andarás juntándote...

¿Sicilia? Me voy a acordar de tus parientes un rato, chatín. Tengo muchas ganas de que hablemos un ratín, ¿te conestas? O mándame un mail o argo, payo (yo te lo mandaría pero tengo un examen dentro de 2 días, sí, hijo, sí).

Artillería a rendimiento creciente, por lo demás... Y el acueducto altamente gratificante.

Muuuakkkk!

DaNieLo dijo...

Mira, lo reconozco, pero la ensalada mental que tengo ahora mismo con los idiomas es como para ponerme a pensar en la pulcritud de la expresión. Y tú no deberías ponerte a lo MariTere, que sabes cómo se pasa coño jeje.

En aquel fantástico viaje nos perdimos una zona impresionante, en serio. Tengo como para escribir varios posts...

Bacione!!