Al año nuevo le pido...
Miradas. Cosquilleo. Nudos en el estómago. Besos. Deseo. Contracciones. Electricidad. Manos. Vibraciones. Ganas. Días. Noches. Revolución.
Tanta vida...
En un cierto punto una capa de hielo cubrió mis vísceras y órganos internos que, por mucho (o poco...) que calentaran mi piel, nunca llegó a derretirse.
Siempre fue más difícil meterse en mi cabeza que meterse en mi cama. Y lo segundo ya es suficientemente complicado.
No nos engañemos: no quiero enamorarme. Pero a veces echo en falta que durante un pequeño período de tiempo alguien me exculpe de esta condena que me lleva a no conformarme, a que nunca nada me parezca suficiente. Echo en falta que alguien haga peligrar mi escudo helado.
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