martes, 13 de marzo de 2007

If (servicio is excelente) or (comida is deliciosa) then (propina is generosa)

No aporto nada nuevo si digo que desde el principio de los tiempos el hombre se ha servido de la imaginación de la Madre Naturaleza para sustentar en ella el desarrollo de la ciencia.

Llegados al siglo XXI la línea divisoria entre el hombre y la máquina se hace cada vez más delgada. La automática permite diseñar sistemas físicos que autorregulen sus respuestas ante las excitaciones externas. Y, al fin y al cabo, ¿no es esa la base de nuestra propia existencia?

Vagamos entre estímulos que clasificamos según un catálogo de posibilidades regulado en nuestra cabeza, y delimitamos funciones de pertenencia que nos permitan tabularlos dentro de nuestro universo de discurso. Pero sus límites se difuminan en nuestra propia subjetividad, formando infinidad de conjuntos borrosos. Mientras, en nuestras tripas se escriben las reglas que determinan las señales que elegimos enviar al exterior, realimentándose en nosotros mismos como nuevas entradas de información, de forma que nuestra cara vista tienda a estabilizarse con el tiempo.

¿Dónde encontramos la diferencia entre el hombre y la máquina? ¿Conseguiremos desarrollar la tecnología necesaria para equipararnos?

Para ello habría que alcanzar la formulación de una función de transferencia cuyas variables de estado describieran el flujo interno de sensaciones que circula dentro de nosotros, y que es capaz de convertirse en un torrente turbulento ante la más mínima inestabilidad del ambiente, generándose un vórtice que nos gira las entrañas con violencia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Toma ya!!

Voy a necesitar masticar un poquito el vocabulario ingeniérico pa poder contestarme... aunque así a grandes rasgos yo diría que llevas razón.

Pero, ¿no da un poco de yuyu? Yo diría que sí. Claro que yo soy de Letras... y tú también.

DaNieLo dijo...

Pues sí que da yuyu, la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados. Pero si ni siquiera somos capaces de controlarlos a nosotros mismos, ¿seremos capaces de diseñar controladores perfectos?

Anónimo dijo...

A lo mejor podríamos controlarnos mejor cuando asumiéramos que la perfección no existe...

Anónimo dijo...

¿Cómo que la perfección no existe?
Yo soy perfecta... jajajajajaja y modesta.
Besos que es viernes y estoy mu contenta.

DaNieLo dijo...

No sé si eres o no perfecta, pero lo que sí eres es estupenda. Normal que estés tan contenta, con los cerdos esperándote para revolcarte con ellos en el agro-spa ;)