Me encanta viajar en tren. Me entretengo con la película que se proyecta a través de la ventana... 

El tren me recuerda a aquel viaje de caracoles (con la casa en la espalda) por el país al que me traslado temporalmente.
Me recuerda a peleas con mercaderes florentinos y con cristaleros venecianos. A crucigramas inacabados y a sandwiches de mortaleda boloñesa.
Me recuerda a abejas asesinas que nos roban la merienda, y a hostaleros con cara de psicópata. A tomates cenados a bocados, a tapones de cantimplora cayendo por la cúpula del Vaticano y a banderas gays de la paz.
Me recuerda a chinas haciéndonos fotos ilegales y a helados de todos los sabores. Y a la Plaza de San Marco, a Santa María del Fiore, a la Plaza de España...
Me recuerda a las ¡¡postales!!...y a vosotras.
3 comentarios:
Daniel!! Lagrimitas, lagrimitas... A mí me recuerda básicamente a muchas risas. Así que sí, habrá que repetir.
Ya hace cuatro añitos que lo planeamos todo en una calita de pedregalejo...¡Anda que no ha llovío ná! ¿Próximo destino?
Me gusta viajar en tren, ese medio de transporte tiene un componente poético...Cada pasajero que llega un personaje más de nuestra película...Me gusta el tren y mi post de hoy lo tiene, en cierto modo como protagonista.
abrazos
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