Cambio radical
(Éste es un post agresivo y sin anestesia. Que soy muy mal diplomático, ¡hombre ya!)
Hace ya tiempo que me planteo hacer un estudio sociológico acerca de los trastornos psicológicos que provocan las graduaciones.
Supongo que dentro de todos los colegios se puede dibujar una campana de Gauss más o menos parecida que represente la fauna que en ellos mora. En uno de los extremos de la distribución se sitúa un primer colectivo, integrado por personas con tendencia al autismo y al apollardamiento, de ésas que se dedicaban a rascar el estucado de las paredes como entretenimiento mañanero.
Inevitablemente, este grupo es sumidero de un campo que atrae a los situados en el otro extremo de la campana. Estos últimos son aquellos que, básicamente, amargaban la existencia de los primeros. También son aquellos que se dedicaban a jugar en la terraza de la clase con el tetrabrick del batido con los huevos negros y a emitir sonidos guturales, y aquellas que andaban por los pasillos riendo escandalosamente y proclamando a los cuatro vientos la naturaleza de su entrepierna (normalmente con una incitación al cunnilingus, del tipo me come el coño o perlas del estilo).
La graduación es, además de un desfile de princesitas y de niñatos con chaquetas abrochadas y manos en los bolsillos (algunos lamentablemente nunca llegarán a darse cuenta del horror que eso supone), una válvula de escape para los más castigados en el reparto de roles. Con un poco de suerte se rodearán de gente nueva y se embutirán en una nueva personalidad, evitando a los fantasmas del pasado.
Hasta aquí todo medianamente razonable. El problema aparece cuando, años más tarde, se producen los típicos encuentros fortuitos y la mayoría se olvida de que tú ya le conocías antes de que se comprara la ropa nueva. Ante mi pasmo desfilan miembros del primer grupo de incomprendidos que te miran por encima del hombro, o bien no te miran directamente.
Entonces te encuentras con la cómica situación de que el niño de tu edad que te encontrabas de camino al cole con el abrigo puesto en plan capa (es decir, puesto solamente por la capucha) con 16 años te gire la cara cuando te lo cruzas por la biblioteca de la facultad. Como tú comprenderás, tampoco me interesa que me cuentes tus avances con el ukelele, pero un saludo es lo mínimo que se despacha, ¿no? Es obvio que algunos ni apuntados a la tuna mojan.
También está la típica chica amo-a-laura que dudaba histérica de si podía quedarse embarazada por hacerle una paja a su novio, para la cual tampoco eres ya digno de atención. De hecho, de éstas hay varias. Supongo que a alguna se le bajarían los humos de saber que se rumorea que se la meten por el culo para conservar su flor intacta (es que las hay que son tontas hasta follando). Además, están las de la intermitencia: un día ni te miro, al siguiente te hago una fiesta cuando te veo.
Y como la punta de la lengua se me está empezando a seccionar, lo dejamos por hoy.
3 comentarios:
Jajaja... me parto y me mondo Daniel... no te vayas a pillar semejantes rebotes por semejantes personajes, que yo que les conozco tanto como usted sé que no lo merecen... Empieza por A el de la tuna y por P la de la paaja... si no me equivoco.
El mundo, loco pero de atar, pero debes mantenerte la lengua intacta que seguro que si te la seccionas luego te terminas arrepintiendo, porque entonces no podrias re-envenenartela ni... Ni hacerme reir con tu an-anestesia.
El tuno desde luego que empieza por A., y la de la paja effetivamente empieza por P., aunque no me refería a ella sino más bien a algunas de su círculo. De hecho, precisamente ella siempre tiene una sonrisa.
Afortunadamente tampoco es que abunden estos personajes absurdos. Aunque visto de otra forma, prefiero que pasen de mí a que quien tu sabes me cuente sus problemas con los hongos vaginales: es que hubo un tiempo que en su grupo de amigos les dio por follar todos con todos (nunca me quedó muy claro si era a la vez o por turnos).
Y tranquila que entre mis capacidades no se incluye la de poder callarme...
Estoy aplaudiendo de pie (por eso se me complica bastante seguir escribiendo)
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