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miércoles, 30 de mayo de 2007

Cuando después de un día fuera vuelvo a casa y meto el coche en el garaje, hay alguien que me espera sentada en el porche. Da igual que yo esté enfadado o que tenga uno de esos cabreos irracionales que pago con el mundo, ella me sonríe siempre.

La veo a través del cristal de la ventana y me devuelve la mirada atentamente. Yo soy de los que lleva la radio puesta y canto a grito pelao, así que cuando paro el coche le canto sobreactuadamente con la ventanilla subida. Ella empieza a ponerse nerviosa, se levanta y da vueltas, para terminar sentándose de nuevo. Entonces abro la puerta lo justo para oírla empezar a quejarse porque su cabeza no cabe por la rendija que le dejo. Y aun siendo así de malvado, ella me espera al día siguiente en el mismo sitio para repetir la secuencia.

Los días que salgo de casa con gorra y vaqueros viejos, Kira corre escaleras abajo porque sabe lo que viene a continuación. Yo la sigo tranquilamente, camino de la correa. Cuando finalmente la ve en mi mano, emprende el camino inverso (pero con el mismo entusiasmo), y se sienta en la puerta de esa forma tan característica, con las patas traseras y delanteras en escalones distintos.

En otras circunstancias, ella lamería y olería mis manos al acercarlas a su cuello. Pero está inmóvil esperándome, aunque sus gemidos delaten su impaciencia. Una vez amarrada, se gira y mira a la puerta deseando que la abra para que salgamos a buscar a la Luna.

domingo, 31 de diciembre de 2006

A ver si espabilamos los que estamos vivos, y en el año que viene nos reímos

Una vez más llega el último día del año y casi sin poder remediarlo echo la vista atrás, obteniendo un collage de imágenes y sentimientos. Sin duda, el que acaba ha sido un año intenso, tanto para lo bueno como para lo malo. Pero creo que todo lo que me ha pasado me va conduciendo a conocerme mejor a mí mismo, para así permitirme corregir lo que no me gusta y potenciar lo que creo que es positivo.


Ha sido el año de las personas: las de siempre, las que adquieren nuevas dimensiones, las que llegan. Siento que reuniendo las situaciones que he vivido formo un punto de inflexión (segunda derivada nula) que reconduce mi vida con una nueva pendiente. Me siento con la capacidad de sorprenderme a mí mismo. Me siento water, my friend.